lunes, 11 de junio de 2012

Deportista con síndrome de down


La alimentación en niños con discapacidades neurológicas



El 85% de los niños con discapacidad neurológica tiene problemas para comer.

Por la terapeuta estadounidense y becaria de la Fundación Fulbright Anne Cronin ofr  
Para muchos niños la hora de la comida es un conflicto, pues se sienten presionados a ingerir cada bocado, aunque no les agrade el menú. Para los niños con discapacidad, el almuerzo y la cena se vuelven más complicados aún, ya que además de las ‘mañas’ surgen otros inconvenientes, tales como problemáticas motoras que les dificultan el comer. 
“Muchos niños con problemas neurológicos, como parálisis cerebral, tienen dificultades para cortar, masticar y tragar. Las investigaciones indican que alrededor del 85% de los niños con ese diagnóstico tienen problemas para comer. Este tipo de problemas al comer se denomina disfagia”, afirma Anne Cronin, terapeuta ocupacional estadounidense, quien estuvo de visita en Chile, invitada por la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Mayor. 
El comer es una actividad que la familia suele hacer junta, compartiendo y disfrutando del momento. Sin embargo, cuando uno de los miembros presenta dificultades, ya sea para ingerir los alimentos, para moverse o para comportarse, se genera un clima de tensión y estrés. 
“La idea detrás de las intervenciones profesionales es prevenir nuevas enfermedades y la malnutrición y mejorar la calidad de los momentos de alimentación para el niño y su familia. La familia es clave para lograr que la intervención sea exitosa”, explicó la terapeuta, quien es experta en la realización de terapias para familias con niños discapacitados.   

Los padres son fundamentales 
La becaria Anne Cronin no sólo trató el tema de la alimentación en niños con discapacidad, sino que además lo relacionado al manejo postural de los menores y la importancia que tienen los padres en el proceso de solución de estos problemas. 
“Para que mejore cualquier habilidad motora, el niño debe estar interesado y motivado para moverse. El terapeuta ocupacional puede ayudarlos a aprender el patrón de movimiento correcto y los padres pueden ayudar a identificar los juegos y actividades que son motivantes para sus hijos. El rol de los padres es importante, ya que para lograr el cambio, el niño necesita ser activo en la terapia”. 
Tal como menciona la experta, el tema del manejo postural es muy amplio, pero en términos generales, “los problemas causados por la debilidad (bajo tono muscular o hipotonía) son mejor resueltos por medio del ejercicio terapéutico y la participación en deportes, como artes marciales o cabalgata. Los problemas causados por un tono muscular aumentado (hipertonía o espasticidad) son tratados usando los enfoques de neurodesarrollo en colaboración con el uso de medicamentos específicos”.   

martes, 5 de junio de 2012

Recomendaciones de ejercicios y estilo de vida en niños con Síndrome de Down





Cada vez son más los estudios que muestran la importancia del ejercicio físico para las personas con síndrome de Down. Se ha demostrado que el ejercicio físico ayuda a reducir el peso y parte de la grasa en exceso, favorece la metabolización aeróbica de las grasas quemando reservas energéticas, y aumenta el metabolismo basal. Además, el ejercicio físico tiene otras importantes ventajas que superan lo puramente metabólico: facilita la integración de las personas con síndrome de Down en la sociedad y mejora su bienestar.
Debido a su importancia, dentro de las actividades que realizan los niños con síndrome de Down debemos preocuparnos por proporcionar programas y tiempo para la actividad física. Es bastante frecuente que otras actividades también importantes, cuando no imprescindibles, como son el colegio, las clases de apoyo, el ordenador, la lectura, etc., acaparen todo el horario de los niños y adolescentes con síndrome de Down, y que entonces la actividad física pase a considerarse un poco como de segunda importancia. Además, en muchos casos, los problemas médicos sobreañadidos como son la cardiopatía congénita y sus secuelas, la inestabilidad atlantoaxoidea, la luxación de rótula, los problemas de los pies, o simplemente la sucesión de infecciones respiratorias de repetición durante la infancia, relegan el ejercicio físico a un segundo nivel. En estos casos es conveniente comentar con los especialistas el tipo de ejercicio que sea más adecuado para ese niño en particular, porque en casi todos los casos se puede incrementar la actividad física sin que el niño corra ningún peligro y mejore en cambio su calidad de vida.
En general, la actividad física se debe realizar de las dos formas siguientes: 

- Actividad física rutinaria y diaria. Ir andando al colegio o a hacer recados, en distancias que no superen los 30 minutos andando (según las edades y circunstancias, pero venciendo un poco la resistencia natural a andar), no usar el ascensor, salir a pasear, participar activamente en juegos, etc.
- Actividad física programada. Al menos 2-3 días a la semana durante 30-60 minutos realizar una actividad física que esté programada. Esta actividad puede ser atletismo en sus diversas modalidades, natación, bicicleta, etc. Se debe tener en cuenta las posibilidades y costumbres de la familia y las preferencias del niño.


Pero no sólo es el ejercicio físico. También el mantener una vida activa, participar en actividades de grupo, incluso tener un grupo de amigos, puede ayudar tanto a prevenir como a tratar la obesidad. No perdamos de vista que el objetivo final no es sólo la pérdida de peso sino la adquisición de hábitos de vida y alimenticios saludables, contribuyendo así a la mejora del bienestar.

6 Consejos para padres


Los padres tienen gran influencia en la salud de sus hijos, no sólo para prevenir, sino también, para revertir y tratar enfermedades, por eso, en el caso de niños y adolescentes con obesidad, resulta fundamental que los padres se involucren en el tratamiento para enfrentar con éxito su problema de salud y ayudar a superarlo.

Para colaborar al respecto, los padres deben saber que actuar como controladores de sus hijos e imponer medidas así como prohibir determinadas comidas no colabora en el tratamiento de la obesidad, sino que, los siguientes consejos para padres de niños obesos pueden resultar más favorables.
  • Enfocarse en la salud y dejar a un lado la estética puede ser más motivante para los hijos, asi como también, centrarse en lo positivo de cambiar y no en lo negativo de no hacerlo, es más fructífero en su tratamiento.
  • Ser el ejemplo y modificar malos hábitos junto a los hijos también es fundamental para que el niño no se sienta “ajeno” o “diferente”, pues todos nos beneficiaremos de movernos más y comer mejor.
  • Elogiar a los hijos ante cambios de conductas positivos, por ejemplo, cuando comen más verduras, cuando reducen la ingesta de chucherías o cuando reducen las horas de tele.
  • No bromear acerca de su peso ni categorizarlos de gordos, perezosos o lentos, ya que esto puede influir notablemente en sus conductas y sobre todo, en su autoestima y estado de ánimo, lo cual sabemos está fuertemente vinculado a la salud y sus cuidados.
  • Brindar un ambiente seguro con opciones saludables, es decir, no colmar el refrigerador de dulces, refrescos y pasteles, sino más bien, ofrecer alimentos sanos y prepararlos de igual manera para favorecer y facilitar, la adopción de saludables hábitos alimenticios en los adolescentes y niños del hogar.
  • Acompañar a los hijos es lo más apropiado y debe hacerse en todos sus aspectos, ya sea para salir a caminar, para compartir una comida en familia, para escucharlos cuando necesiten hablar o bien, organizando sus comidas y seleccionando buenos alimentos para ellos.

Éstos consejos pueden ayudar a los padres de niños y adolescentes obesos a ubicarse en la posición de facilitadores de un tratamiento para cuidar de la salud de sus hijos, que en definitivamente, es lo que deseamos cuando se trata de seres queridos

Baile entretenido para niños


Video orientado al ejercicio en el agua en niños con discapacidad


Pirámide de la alimentación diaria


Alimentación saludables para los niños


Cinco hábitos saludables para los niños


Comer bien, hacer deporte, beber agua o ver menos televisión son algunas costumbres que los niños deben aprender desde pequeños para llevar una vida sana. No hay que esperar a que nuestro hijo tenga problemas de salud o sobrepeso para establecer unos buenos hábitos de vida.
La prevención es, sin duda, la mejor apuesta de futuro. El juego y el deporte son, junto a una alimentación equilibrada, los pilares de una vida saludable.

1. Una alimentación variada y equilibrada

2. Beber agua

3. Buenas costumbres en el comer

4. Menos televisión

5. Más actividad física